Además de mostrar a los participantes ejemplos de generación de oportunidades de autoempleo en el medio rural sin tener que abandonar sus lugares de origen. Así, se llevaron a cabo diferentes dinámicas y juegos orientados a la sensibilización de los jóvenes hacia el medio ambiente, las actividades deportivas y el análisis de la situación del desempleo juvenil en las actividades de las organizaciones a las que pertenecen los participantes y cómo desde el voluntariado promovemos activamente ayudar a las comunidades y gobiernos a paliar un problema cada vez más evidente y más generalizado: La paulatina desaparición de nuestro medio rural, de nuestros orígenes y de las múltiples consecuencias que ello conlleva para el turismo, la economía, la dinamización de la vida rural y, en primer lugar, de la propia naturaleza.

Este proyecto pretendía ser un análisis de hasta qué punto son sostenibles nuestras actividades y, sobre todo, extraer una serie de propuestas que nos permitieran ser mucho más coherentes en nuestras actuaciones para preservar el medio ambiente y, en consecuencia, nuestros pueblos. Desde nuestra asociación, propusimos un intercambio trabajando en el ámbito de la educación no formal. Lo consideramos como un espacio para desarrollar algunas capacidades, experiencia, innovación, y ejemplo de campos de emprendimiento; parecía evidente la necesidad de mostrar nuestra reacción y, en los tiempos actuales, fomentar este tipo de proyectos.

La metodología consistió en tutorizar las actividades previa presentación o taller de especialistas en la materia, posteriormente se trabajaron dichos conocimientos de forma creativa en equipos multiculturales mientras estos expertos apoyaban el trabajo de los participantes siempre desde un segundo plano maximizando la creatividad e implicación de los equipos; una vez trabajados los temas se documentaron y digitalizaron para mostrarlos en nuestras redes sociales y maximizar el impacto mediático del proyecto.